En Venezuela, el hallazgo en una región semidesértica del esqueleto del roedor más grande del planeta, de hábitos acuáticos y una antigüedad de unos 8 millones de años, contribuye junto con los registros fósiles de Brasil a soportar la hipótesis sobre la existencia de un gran río llanero que fluía paralelamente a la Cordillera de los Andes hacia el norte de América del Sur, desembocando en el Caribe.
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